25 junio, 2009

Lesión hipotalámica

DOS CORAZONES


Una tarde a las seis de la mañana,
un ladrido a tus ojos de ginebra,
una gata que me espera en la ventana,
un amenazado amor sin tierra.

Una duda que se instaura y aniquila,
un secreto a voces que nadie conoce,
una historia en coma que se hace la dormida,
un ojalá que se dispara sólo con un roce.

Una flor que se asoma a tus pupilas,
una jaula donde poder compartirnos,
una luna que nos ignora y nos vigila,
un recuerdo en la mente de dos niños.

Una vida entera a merced del destino,
un pequeño cuento desesperado,
un sentimiento equivocado de camino,
dos corazones que suman uno, por separado.
- Gonzalo López Murillo -
Junio 2009, Ventrículo izquierdo.

13 junio, 2009

Pereza aprendida

- EL SOBRE DE LOS SUEÑOS -

Tú que tantos días me abrazaste frente a la luz,
te venero y te maldigo me robaste la chispa
con la que encendiste los sueños de color azul,
convertiste en mosquito lo que antes era avispa.

Dos que duermen en el mismo colchón
se empapan de un mismo sudor,
dos que comparten el mismo edredón
se perfuman de un mismo olor.

Llévame allí donde fracasa mi mente,
donde todo es tan real como la imaginación,
allí, donde el pasado retorna a presente
y el futuro se empapa con la ilusión.

Se acentúa cada vez más nuestro mimetismo,
completa y sencilla complementariedad,
apagas mi energía, agotas mi vitalismo,
no sé si es tu susurro o son cosas de la edad.


- Gonzalo López Murillo -

Junio 2009, Mi cama.

10 junio, 2009

Amor de madre

- AGRANADECIDO -


Nací en Granada a los diecisiete años,
madre adoptiva del incansable soñador,
reina que tiene abuelas y un gran rebaño
donde conviven el estudiante y el vividor.

Maestra de la vida y de las ganas de vivir,
sede de los cirrosicos sin fronteras,
dame un paisaje y no dejo de latir,
dame un paseo y no me muevo de tu vera.

No hay pena más grande que ser ciego
y habitar entre tu dulce mirada febril,
si algún día volviera a nacer de nuevo
crecería entre la Alhambra y el Albayzín.

Cosmopolita por democracia, mezclas personas,
que se contaminan creando buen rollo,
que fusionan banderas creando una sola,
que traspasan idiomas derribando barreras.

Prometo estarte agranadecido siempre,
limpiaré tu nombre, defenderé tu voz,
esperaré ansioso a que llegue septiembre,
tus calles y tu farra coagularon en mi corazón.

Por más que me empeñe en alabarte
quizás me quede corto en el discurso,
para tu belleza, tu aroma y tu arte
nunca nada es mucho.


- Gonzalo López Murillo -


Junio de 2009, Graná.