- EL SILENCIO DE LAS
CATEDRALES -
Cierro el libro de la
ilusión,
me hago tremendamente
viejo.
Pierdo el fuelle y la
noción
de si algún día me jugué
el pellejo.
Todavía me ando
buscando
por algún rincón de
la desidia.
Me hallo, modelando
el fango,
persiguiendo una vida
sencilla.
Y no es fácil dejar
de soñar,
ni mirar un minutero
incansable,
tener que sucumbir a
la realidad
de que casi nada es
estable.
Toca hacer balance en
el error,
limpieza de escudos y
espadas.
Mudanza de un
inquieto corazón
a ese lugar donde
todo o nada.
Toca licenciarse en
parquedad
para abrillantar los
pecados capitales.
Rodearse de la
poblada soledad
en el silencio de la
catedrales.
- Gonzalo López Murillo -
Mayo 2016, Reclinatorio.