Catedráticos de la vida

- INFLUENCIAS -

De mi padre aprendí a ser Gonzalo,
de mi madre a darlo todo sin recibir.
Manolo García me hizo el mejor regalo,
Sabina me enseño a conjugar el verbo vivir.

Nietzsche a buscar mi propia religión,
Marx a cagarme en el capitalismo,
Dalí a sacarle los colores a la razón,
los hipócritas a detestar el cinismo.

La muerte me recordó que tenemos fin,
Messi que una esfera no tiene limitaciones,
los malos momentos me ayudaron a escribir
cuatro versos guarros y un par de canciones.

El Che me gritó que hay que morir de pie,
Lorca demostró que se puede sobrevivir
al fascismo y la incultura 74 años después.
Triana amplificó el susurro del Guadalquivir.

La tricolor me contó una verdad escondida,
Freud me hizo ecléctico y aprendí a sospechar
de que la cultura nos intoxica de por vida,
mientras sonreímos con ganas de llorar.

Influencias que acumulo en la mochila
y utilizo de brújula cuando me pierdo
limando esa historia que no se da por vencida
y que llevo tatuada en el costado y en el cerebro.

- Gonzalo López Murillo -
Junio 2010, Genealogía.

Psicología de la Emoción

-SATISFACCIÓN-

Lo que late tras un espejo, eso es una emoción,
lo que sentimos, expresamos e interpretamos.
Aquello que nos invade, y rimando con corazón,
conecta con la mente, modulando lo que pensamos.

Horas dinamizadas que duran un soplo
de aire fresco y cargado, de momentos.
Un cuatrimestre que quizás sabe a poco,
pero llena el frasco de los sentimientos.

Conocí todos los nombres, no sólo de autores
y el del profesor, también el de mis compañeros.
Hablamos del feedback facial, de las agresiones,
del amor y sus colillas ardiendo en el cenicero.

Es emocionante y a la vez emotivo
ver como las emociones nos emocionan,
como se apoderan de nuestros sentidos
y nos hacen parecer distintas personas.

Tristeza, alegría, ira, sorpresa, asco y miedo,
diferentes caras de una misma activación.
En el circo de la cognición comienza el juego
del trapecio que se mece entre el placer y el dolor.

Edúcame en sentimientos, sonríeme.
Ayúdame a afrontar el difícil duelo
de esas clases que nacieron para crecer
y ahora expiran germinando desde el suelo.

Identificamos en los ojos lo que la boca no supo decir,
comprendimos al de al lado si hacer uso de la voz,
facilitamos el pensamiento con el fin de sobrevivir,
regulamos emociones con el termostato de la razón.

Y ahora no sé muy bien lo que siento,
pero es algo parecido a la satisfacción.
Todavía recuerdo el preciso momento
que me matriculé en Psicología de la Emoción.

- Gonzalo López Murillo -

Junio 2010, Inteligencia Emocional.