14 agosto, 2013

Ingredientes: Una boca de botella cortada, dos globos, algunas chinas o garbanzos y lo más importante; ¡La Imaginación!


- EL TIRACHINAS -


Ni maestro, ni aprendiz, sólo soy uno más 
y sus circunstancias como ya enunciara Gasset.
Ni Apolo, ni Zeus, ni Hares, ni Caifás,
ni el Olimpo ni los templos calman la sed.

Esa sed de plenitud existencial, ese vacío.
Esa falta de principios, llamémoslo nimiedad
o nihilismo, según el siglo en el que hayamos crecido.
En todos y cada uno tiene un nombre, fatuidad.

Absurda, porque sólo conduce a la despersonalización.
Pretenciosa, porque se reta con cualquiera, con todo dios.
Trilera, porque juega a ciegas sin que medie la razón.
Rastrera, porque la ignorancia deslumbra más que un neón.

Postureo a raudales y con él nuestra desesperación,
de toda una generación pérdida entre "reality" shows
que aspiran a formar parte de un gran circo con guión.
Si es preciso pasan por un aro inflamado con propanol.

Peligroso juego y cruel destino para una juventud inculta,
para prepúberes abducidos por una tablet o una consola.
Ya sólo me consuela el tirachinas, sólo me motiva una gramola,
y volver a ser quienes fuimos pues esta "suciedad" insulta.

No seré hipócrita, yo a veces también juego a este juego,
pero lo hago desde la barrera porque ya sobran toreros
que se dejan seducir por el capitalismo y su veneno.
No niego caer en la trampa, pero tampoco peco de lelo.


- Gonzalo López Murillo -
Agosto 2013, Impotencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario