-CON-VIVENCIA-
Soledad no friega los
platos,
tampoco prepara la
comida.
Ni siquiera escurre los
trapos
sucios que esparcí
por la cocina.
Soledad no recoge la
ropa,
tampoco te espera
despierta.
Nunca te ofrece esa
última copa
que da pie a la más
dulce reyerta.
Soledad no da los “buenos
días”
y tampoco sabe preparar
el desayuno.
De vez en cuando se
hace la dormida,
si la música me
presta su escudo.
Soledad no sabe qué tal me fue el día
y cada día se olvida
de comprar el pan.
Soledad a veces se
disfraza de Melancolía
y dialoga conmigo, en
su particular carnaval.
Soledad es hermética,
pero certera,
con ella aprendo a
conocerme mejor.
Es comprensiva y
dulce a su manera,
sólo juega a
anestesiarme el corazón.
Soledad es
complicada, pero verdadera,
pulula como un
fantasma en mi habitación.
Se ha convertido en
la mejor compañera
para invocar a mi enterrada Inspiración.
-Gonzalo López
Murillo-
Enero 2017, Cueva.
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